Satine's world

Un lugar para expresarse, para escribir lo que piensas y pensar mientras escribes, para conocerme mejor y que me conozcáis mejor.

domingo, mayo 27, 2007

Otro año más...

"El sueño de toda una ciudad" habrá de esperar unas horas más (Qué! Zaragoza, 25/05/07)

"Esta noche el sueño de toda una ciudad puede hacerse realidad" rezaba ayer una pancarta en el Príncipe Felipe. Los aficionados acudieron emocionados, casi alborozados, como niños a los que están a punto de comprarles su dulce preferido. Animaban cada punto, saltaban, gritaban, aplaudían y sufrían con cada jugada, con cada falta, hasta el último segundo. Hasta que sonó el pitido final y se deshincharon, con la duda de si este año ascenderemos o nos quedaremos, una vez más, a un paso.
Las escaleras fueron gradas improvisadas
Lleno a rebosar. Así estaba ayer el pabellón caísta, formando una casi uniforme alfombra roja, en la que no cabía un alma más, y las escaleras convertidas en asientos.
Lescano estuvo presente por partida doble
Además de en el banquillo, en el partido de ayer pudo vérsele también en tamaño póster. "Capi, va por vos" decía una pancarta con la foto del argentino.


Finalmente, y tras ver cómo se han desarrollado los acontecimientos también en el último partido de la serie; el "sueño de toda una ciudad" deberá esperar... otro año más.

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sábado, mayo 19, 2007

Reclamaciones

¿Sirven para algo las hojas de reclamaciones? ¿Merece la pena ponerse a hacer todo el papeleo que conllevan? Seguro que más de uno piensa que no, que es una pérdida de tiempo porque no vas a conseguir nada salvo perder un tiempo precioso. De hecho, hasta no hace mucho yo también pensaba lo mismo.

No es que haya dejado de pensarlo pero me he dado cuenta de que, aunque no sirvan como deberían, algo sí se puede conseguir con ellas. Y todo esto en sólo una semana, ya que parece que, en apenas siete días, las hojas de reclamaciones no hacían más que ponerse en mi camino.

La primera ocasión fue el viernes pasado, día 11, cenando. Tardaron hora y media en atendernos, no nos trajeron el agua, ni el pan, nos trataron de timar con los bocadillos diciéndonos que habíamos pedido lo que no era... En fin, un cúmulo de despropósitos tal que te hace pensar, más que otra cosa, si no te estarán tomando el pelo o habrá una cámara oculta por algún lado. Pero no, realmente no nos estaban tomando el pelo; es que nos estaban atendiendo FATAL, y eso que el sitio ya lo conocíamos y nunca habíamos tenido ningún problema.

En fin, en esta situación, ya todos estábamos planteándonos muy en serio que íbamos a poner 13 hojas de reclamaciones (que no 12, ya me entendéis los que estuvísteis) en cuanto acabara la cena. Pero claro, en cuanto se le comentó este hecho al camarero, misteriosamente pasaron de tratarnos fatal a querernos mogollón: nos invitaron a un champán, nos trajeron el libro de firmas y nos invitaron a cenar (una cena de más de 200 euros tranquilamente, que para algo éramos 13 personas...). ¿Resultado? La primera tentativa de hoja de reclamaciones se quedo en eso, en una tentativa.

Luego, a principio de semana, actualizando la página web del curro, me encuentro un blog sobre este tema, las hojas de reclamaciones; y me digo: "Ya puestos, lo pongo, que me siento identificada, jeje". Y eso hice, al actualizar la web, le dí lugar preferente por un día, pero quedó en eso, claro está.

Después de todo esto, como dice la Joli, me debí de quedar con ganas de poner una reclamación, porque vamos... Llegó mitad de semana, y con ella, mi factura del móvil. Y una vez más no me habían hecho el descuento de 10 euros que lleva aparejada mi tarifa; y una vez más (como los dos meses anteriores) llamé a Vodafone a pedir explicaciones. Sólo que esta vez, además de tocarme una tía la mar de borde que hasta me interrumpía al hablar, me dijeron que no había descuento posible porque, en el mínimo necesario, sólo sumaban las llamadas nacionales: ni sms, ni llamadas internacionales, ni IVA...

Claro, y te lo dicen tres meses después; cuando podías haber tenido otra tarifa que te conviniera más y a la que adecuar tus llamadas, tus mensajes, etc. Tras colgar y volver a llamar, puesto que con la tía borde no había forma de hablar, cambié de tarifa y pedí hablar con un superior, con el que, por cierto, no me pasaron. Eso sí, me informaron de que, si quería, podía realizar una reclamación por fax o a través de una hoja de reclamación en una de las tiendas distribuidoras; y me realizaron una reclamación interna por la que el Departamento de Calidad se pondría en contacto conmigo y podría reembolsarme lo que, según sus informaciones incorrectas, habría percibido (esto es, 30 euros).

Pero, obviamente, no todo podía salir así de bien. Calidad me llamó al día siguiente por la mañana, pero me dijo que efectivamente no tenía derecho al descuento y que podía proceder a la reclamación en una distribuidora. Y es lo que hice. Ayer, que para eso tenía día libre, me fui a una tienda Vodafone y puse no una sino dos reclamaciones: una interna y otra con copia ante Consumo. Lo cierto es que, tras la llamada de Calidad, pensaba que no iba a sacar nada de ahí por mucho que protestara, pero estaba decidida a ejercer hasta el final mi derecho a la protesta y, como vulgarmente se le llama, "al pataleo", así que me pasé toda la mañana pateando la ciudad con las reclamaciones por "información errónea", "atención inadecuada a un cliente" y "negativa a comunicárseme con un superior".

Y, misteriosamente, a las 4 horas de haber entregado la reclamación ante Consumo, me llaman del Departamento de Calidad. He de decir que tampoco de manera muy amable, pero en fin no creo que les gustara que un cliente, en lugar de callarse, reivindicara sus derechos. Y, misteriosamente también, haciendo un alarde de bondad, como si no fuera fallo suyo y sólo una pataleta mía, me concedieron "un 20% de descuento en su próxima factura". En fin, que me quitó bastantes minutos de mi tiempo, bastantes disgustos y pocas esperanzas, pero, aunque no sea mucho, al menos tuvieron que hacer una concesión y devolverme una parte del agravio que me causaron por no informarme debidamente.

Así que, como siempre dice la madre de una amiga mía, reclamad siempre vuestros derechos que para eso están, que las compañías y otras personas siempre se aprovechan de que la mayor parte de los ciudadanos deciden pasar por no complicarse. Os servirá de mucho, de poco o de nada pero, si no lo intentáis, es seguro que el NO ya lo tenéis.

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jueves, mayo 10, 2007

Escaqueos

Los hay de todo tipo: del trabajo, de las reuniones sociales, de los compromisos... Seguro que todos habéis vivido una y mil situaciones de ésas, de ésas en las que desearías que se te tragara la tierra o que, de alguna manera, consigues hacerte lo suficientemente invisible como para no cargar con algún 'marrón'. Sin embargo, hay casos y casos y, por supuesto, es muy diferente cuando eres tú quien se escaquea a cuando es otro el que se escaquea de algo que tú le pides o, peor aún, cuando acabas tú comiéndote el 'marrón' de otro porque éste ha conseguido esfumarse y, o eres el siguiente de la lista, o estabas donde no debías...

Llegados a este punto, muchos os preguntaréis a qué se debe esta reflexión. Pues bien, además de ser un tema que me ha hecho pensar bastante últimamente, ayer me llamó la atención el artículo con que abría el Qué! en todas sus ediciones: "Alguien siempre se escaquea en el trabajo". Entre los datos que de él me llamaron la atención está que los aragoneses somos bastante menos productivos que la media nacional y que el escaqueo nos quita alrededor de una hora de trabajo al día.

No obstante, las lecturas que pueden hacerse a partir de aquí pueden ser muy distintas. Es decir, el escaqueo no tiene porqué ser ni positivo ni negativo en esencia, pero puede llegar a ser ambas cosas en cantidades extremas. Por ejemplo, muchas veces 'escaquearse' o distraerse un rato de la actividad que te ocupa, puede servirte para arrancar con más fuerzas, para renovar ideas o para desbloquearte; puede mejorar el ambiente del trabajo al ser más distendido o, simplemente, no tener una influencia notable en el resultado final bien porque no tenías nada que hacer en ese momento o por otro motivo.

En el lado contrario de la balanza, encontramos también varias situaciones. La más obvia puede ser la disminución de la productividad de la que se hablaba antes, algo que suele dar lo mismo a los trabajadores puesto que, en principio, la única perjudicada es la empresa para la que trabajan. Pero, claro, esto no es siempre así, ya que en multitud de ocasiones los perjuicios van más allá de la empresa, como puede ocurrir en el caso de profesiones manuales como fontaneros, escayolistas, carpinteros, peones de la construcción... cuyo trabajo revierte también en la calidad de vida de terceras personas. Y sí, cobrar las mismas horas por trabajar la mitad puede ser, en este caso, incluso un beneficio para la empresa que ve como una misma obra le genera mayores ingresos; pero sigue habiendo un perjudicado.

Y, siguiendo en la línea de buscar perjudicados de este fenómeno, existiría una tercera derivación: la de los compañeros del 'escaqueador'; en mi opinión, la peor de todas puesto que perjudicas no ya a entes abstractos como son las empresas, ni a personas desconocidas como suelen ser los clientes, sino que afectas negativamente al desempeño de conocidos o, incluso, amigos. Aún con todo, en estos casos, encontraríamos también diversos grados de consideración, teniendo en cuenta si el perjuicio se hace consciente o inconscientemente; así como el tipo de perjuicio, que puede ser el traspaso de un 'marrón' propio, el evitar los 'marrones' generales que se repartirán así entre menos personas e incrementarán su probabilidad, u otros supuestos. Por último, distinguiría también como especialmente relevantes aquellos 'escaqueos' que suponen un esfuerzo o un tiempo extra para terceras personas.

Como véis, un tema con múltiples derivaciones y en el que se pueden tener en cuenta numerosos factores y circunstancias, y del que os invito a reflexionar ya que estoy segura de que, quien más y quien menos, lo ha sufrido en sus carnes en uno u otro sentido.

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