Reclamaciones
¿Sirven para algo las hojas de reclamaciones? ¿Merece la pena ponerse a hacer todo el papeleo que conllevan? Seguro que más de uno piensa que no, que es una pérdida de tiempo porque no vas a conseguir nada salvo perder un tiempo precioso. De hecho, hasta no hace mucho yo también pensaba lo mismo.
No es que haya dejado de pensarlo pero me he dado cuenta de que, aunque no sirvan como deberían, algo sí se puede conseguir con ellas. Y todo esto en sólo una semana, ya que parece que, en apenas siete días, las hojas de reclamaciones no hacían más que ponerse en mi camino.
La primera ocasión fue el viernes pasado, día 11, cenando. Tardaron hora y media en atendernos, no nos trajeron el agua, ni el pan, nos trataron de timar con los bocadillos diciéndonos que habíamos pedido lo que no era... En fin, un cúmulo de despropósitos tal que te hace pensar, más que otra cosa, si no te estarán tomando el pelo o habrá una cámara oculta por algún lado. Pero no, realmente no nos estaban tomando el pelo; es que nos estaban atendiendo FATAL, y eso que el sitio ya lo conocíamos y nunca habíamos tenido ningún problema.
En fin, en esta situación, ya todos estábamos planteándonos muy en serio que íbamos a poner 13 hojas de reclamaciones (que no 12, ya me entendéis los que estuvísteis) en cuanto acabara la cena. Pero claro, en cuanto se le comentó este hecho al camarero, misteriosamente pasaron de tratarnos fatal a querernos mogollón: nos invitaron a un champán, nos trajeron el libro de firmas y nos invitaron a cenar (una cena de más de 200 euros tranquilamente, que para algo éramos 13 personas...). ¿Resultado? La primera tentativa de hoja de reclamaciones se quedo en eso, en una tentativa.
Luego, a principio de semana, actualizando la página web del curro, me encuentro un blog sobre este tema, las hojas de reclamaciones; y me digo: "Ya puestos, lo pongo, que me siento identificada, jeje". Y eso hice, al actualizar la web, le dí lugar preferente por un día, pero quedó en eso, claro está.
Después de todo esto, como dice la Joli, me debí de quedar con ganas de poner una reclamación, porque vamos... Llegó mitad de semana, y con ella, mi factura del móvil. Y una vez más no me habían hecho el descuento de 10 euros que lleva aparejada mi tarifa; y una vez más (como los dos meses anteriores) llamé a Vodafone a pedir explicaciones. Sólo que esta vez, además de tocarme una tía la mar de borde que hasta me interrumpía al hablar, me dijeron que no había descuento posible porque, en el mínimo necesario, sólo sumaban las llamadas nacionales: ni sms, ni llamadas internacionales, ni IVA...
Claro, y te lo dicen tres meses después; cuando podías haber tenido otra tarifa que te conviniera más y a la que adecuar tus llamadas, tus mensajes, etc. Tras colgar y volver a llamar, puesto que con la tía borde no había forma de hablar, cambié de tarifa y pedí hablar con un superior, con el que, por cierto, no me pasaron. Eso sí, me informaron de que, si quería, podía realizar una reclamación por fax o a través de una hoja de reclamación en una de las tiendas distribuidoras; y me realizaron una reclamación interna por la que el Departamento de Calidad se pondría en contacto conmigo y podría reembolsarme lo que, según sus informaciones incorrectas, habría percibido (esto es, 30 euros).
Pero, obviamente, no todo podía salir así de bien. Calidad me llamó al día siguiente por la mañana, pero me dijo que efectivamente no tenía derecho al descuento y que podía proceder a la reclamación en una distribuidora. Y es lo que hice. Ayer, que para eso tenía día libre, me fui a una tienda Vodafone y puse no una sino dos reclamaciones: una interna y otra con copia ante Consumo. Lo cierto es que, tras la llamada de Calidad, pensaba que no iba a sacar nada de ahí por mucho que protestara, pero estaba decidida a ejercer hasta el final mi derecho a la protesta y, como vulgarmente se le llama, "al pataleo", así que me pasé toda la mañana pateando la ciudad con las reclamaciones por "información errónea", "atención inadecuada a un cliente" y "negativa a comunicárseme con un superior".
Y, misteriosamente, a las 4 horas de haber entregado la reclamación ante Consumo, me llaman del Departamento de Calidad. He de decir que tampoco de manera muy amable, pero en fin no creo que les gustara que un cliente, en lugar de callarse, reivindicara sus derechos. Y, misteriosamente también, haciendo un alarde de bondad, como si no fuera fallo suyo y sólo una pataleta mía, me concedieron "un 20% de descuento en su próxima factura". En fin, que me quitó bastantes minutos de mi tiempo, bastantes disgustos y pocas esperanzas, pero, aunque no sea mucho, al menos tuvieron que hacer una concesión y devolverme una parte del agravio que me causaron por no informarme debidamente.
Así que, como siempre dice la madre de una amiga mía, reclamad siempre vuestros derechos que para eso están, que las compañías y otras personas siempre se aprovechan de que la mayor parte de los ciudadanos deciden pasar por no complicarse. Os servirá de mucho, de poco o de nada pero, si no lo intentáis, es seguro que el NO ya lo tenéis.
No es que haya dejado de pensarlo pero me he dado cuenta de que, aunque no sirvan como deberían, algo sí se puede conseguir con ellas. Y todo esto en sólo una semana, ya que parece que, en apenas siete días, las hojas de reclamaciones no hacían más que ponerse en mi camino.
La primera ocasión fue el viernes pasado, día 11, cenando. Tardaron hora y media en atendernos, no nos trajeron el agua, ni el pan, nos trataron de timar con los bocadillos diciéndonos que habíamos pedido lo que no era... En fin, un cúmulo de despropósitos tal que te hace pensar, más que otra cosa, si no te estarán tomando el pelo o habrá una cámara oculta por algún lado. Pero no, realmente no nos estaban tomando el pelo; es que nos estaban atendiendo FATAL, y eso que el sitio ya lo conocíamos y nunca habíamos tenido ningún problema.
En fin, en esta situación, ya todos estábamos planteándonos muy en serio que íbamos a poner 13 hojas de reclamaciones (que no 12, ya me entendéis los que estuvísteis) en cuanto acabara la cena. Pero claro, en cuanto se le comentó este hecho al camarero, misteriosamente pasaron de tratarnos fatal a querernos mogollón: nos invitaron a un champán, nos trajeron el libro de firmas y nos invitaron a cenar (una cena de más de 200 euros tranquilamente, que para algo éramos 13 personas...). ¿Resultado? La primera tentativa de hoja de reclamaciones se quedo en eso, en una tentativa.
Luego, a principio de semana, actualizando la página web del curro, me encuentro un blog sobre este tema, las hojas de reclamaciones; y me digo: "Ya puestos, lo pongo, que me siento identificada, jeje". Y eso hice, al actualizar la web, le dí lugar preferente por un día, pero quedó en eso, claro está.
Después de todo esto, como dice la Joli, me debí de quedar con ganas de poner una reclamación, porque vamos... Llegó mitad de semana, y con ella, mi factura del móvil. Y una vez más no me habían hecho el descuento de 10 euros que lleva aparejada mi tarifa; y una vez más (como los dos meses anteriores) llamé a Vodafone a pedir explicaciones. Sólo que esta vez, además de tocarme una tía la mar de borde que hasta me interrumpía al hablar, me dijeron que no había descuento posible porque, en el mínimo necesario, sólo sumaban las llamadas nacionales: ni sms, ni llamadas internacionales, ni IVA...
Claro, y te lo dicen tres meses después; cuando podías haber tenido otra tarifa que te conviniera más y a la que adecuar tus llamadas, tus mensajes, etc. Tras colgar y volver a llamar, puesto que con la tía borde no había forma de hablar, cambié de tarifa y pedí hablar con un superior, con el que, por cierto, no me pasaron. Eso sí, me informaron de que, si quería, podía realizar una reclamación por fax o a través de una hoja de reclamación en una de las tiendas distribuidoras; y me realizaron una reclamación interna por la que el Departamento de Calidad se pondría en contacto conmigo y podría reembolsarme lo que, según sus informaciones incorrectas, habría percibido (esto es, 30 euros).
Pero, obviamente, no todo podía salir así de bien. Calidad me llamó al día siguiente por la mañana, pero me dijo que efectivamente no tenía derecho al descuento y que podía proceder a la reclamación en una distribuidora. Y es lo que hice. Ayer, que para eso tenía día libre, me fui a una tienda Vodafone y puse no una sino dos reclamaciones: una interna y otra con copia ante Consumo. Lo cierto es que, tras la llamada de Calidad, pensaba que no iba a sacar nada de ahí por mucho que protestara, pero estaba decidida a ejercer hasta el final mi derecho a la protesta y, como vulgarmente se le llama, "al pataleo", así que me pasé toda la mañana pateando la ciudad con las reclamaciones por "información errónea", "atención inadecuada a un cliente" y "negativa a comunicárseme con un superior".
Y, misteriosamente, a las 4 horas de haber entregado la reclamación ante Consumo, me llaman del Departamento de Calidad. He de decir que tampoco de manera muy amable, pero en fin no creo que les gustara que un cliente, en lugar de callarse, reivindicara sus derechos. Y, misteriosamente también, haciendo un alarde de bondad, como si no fuera fallo suyo y sólo una pataleta mía, me concedieron "un 20% de descuento en su próxima factura". En fin, que me quitó bastantes minutos de mi tiempo, bastantes disgustos y pocas esperanzas, pero, aunque no sea mucho, al menos tuvieron que hacer una concesión y devolverme una parte del agravio que me causaron por no informarme debidamente.
Así que, como siempre dice la madre de una amiga mía, reclamad siempre vuestros derechos que para eso están, que las compañías y otras personas siempre se aprovechan de que la mayor parte de los ciudadanos deciden pasar por no complicarse. Os servirá de mucho, de poco o de nada pero, si no lo intentáis, es seguro que el NO ya lo tenéis.
Etiquetas: Reflexiones
3 Comments:
At 11:55 a. m., Yolanda said…
La ley del pataleo no nos la quita nadie! :P
At 6:29 p. m., Conchi said…
jejejeje me alegro que consiguieras eso de los de Vodafone. De todas formas llevas mucha razón en lo de las quejas, deberíamos hacerlo mucho mas de lo que lo hacemos y las cosas irían mucho mejor.
Besos wapa
At 8:32 a. m., Unknown said…
Hola guapa: pues claro que tienes toda la razón. A mí me ha pasado dos veces en escasamente un mes. La primera con el BBVA, el cuál, tras poner la reclemación, me llamaron y me dijeron que me iban a reembolsar el dinero perdido (y hasta creo que la borde de la telefonista que me atendió está ya con un pie en la calle)... y la segunda con la academia de oposiciones, cuya reclamación he de poner todavía... que se creen que somos tontos! Me alegro mucho de que haya gente como nosostros, dispuestos a hacer valer nuestros derechos y a revelarnos contra las empresas... Un besico
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