El hombre equivocado
"¿Por qué tengo que enamorarme siempre del hombre equivocado?" Una frase que, la que más y la que menos, hemos pronunciado más de una vez. El amor es ciego, dicen, pero más que ciego muchas veces parece que ve al revés porque no se sabe cómo siempre te fijas en el mismo tipo de hombre, ése que no te conviene, ése que significa una repetición de los errores del pasado. Y, sin embargo, te enamoras de él.
Sí, te enamoras de él y, tras un periodo maravilloso e inolvidable (o ni siquiera eso), descubres tu error. "Oh, no! Otra vez lo mismo", es decir, otra vez a pasarlo mal, a comerte la cabeza por él, por la relación y a preguntarte qué es lo que estás haciendo mal esta vez si has corregido los errores que creías que tenías en otras ocasiones. Por supuesto, ni se te pasa por la cabeza que, quizá, el problema no eres tú, ni tu forma de comportarte, sino que te has vuelto a fijar en un tío con los mismos defectos que el anterior y que, por tanto, existen muchas probabilidades de que el desenlace vuelva a ser el mismo.
“Pero, ¿qué le ves?”, te preguntan tu madre, tus amigas y ese incondicional amor secreto que no da crédito a tus pasiones cuando ahí está él, sin drogarse, sin beber, con un empleo fijo... Sin embargo, el amor tiene a veces muy mal ojo y tú ya tienes los tuyos puestos en la persona que menos te conviene.
Se suele caer en la tentación a una edad en la que se es fácil de impresionar y en la que a una le puede el ansia de rebeldía; aunque el hecho de pasar por una mala racha sentimental también puede ser la causa de la ceguera que se produce ante este tipo de hombres. Pero tarde o temprano se les termina cayendo la máscara y descubres que son incapaces de dar respuesta a tus demandas: tranquilidad, hogar, amor, respeto. etcétera.
Puede que sea cierta esa teoría, según la cual, cuando nos enamoramos no lo hacemos de una persona en concreto, sino de la idealización que se tiene de ella; pero lo que está demostrado es que en ocasiones desengancharse de ese ideal suele resultar más complicado que hacerlo de un gran amor.
Sí, te enamoras de él y, tras un periodo maravilloso e inolvidable (o ni siquiera eso), descubres tu error. "Oh, no! Otra vez lo mismo", es decir, otra vez a pasarlo mal, a comerte la cabeza por él, por la relación y a preguntarte qué es lo que estás haciendo mal esta vez si has corregido los errores que creías que tenías en otras ocasiones. Por supuesto, ni se te pasa por la cabeza que, quizá, el problema no eres tú, ni tu forma de comportarte, sino que te has vuelto a fijar en un tío con los mismos defectos que el anterior y que, por tanto, existen muchas probabilidades de que el desenlace vuelva a ser el mismo.
“Pero, ¿qué le ves?”, te preguntan tu madre, tus amigas y ese incondicional amor secreto que no da crédito a tus pasiones cuando ahí está él, sin drogarse, sin beber, con un empleo fijo... Sin embargo, el amor tiene a veces muy mal ojo y tú ya tienes los tuyos puestos en la persona que menos te conviene.
Se suele caer en la tentación a una edad en la que se es fácil de impresionar y en la que a una le puede el ansia de rebeldía; aunque el hecho de pasar por una mala racha sentimental también puede ser la causa de la ceguera que se produce ante este tipo de hombres. Pero tarde o temprano se les termina cayendo la máscara y descubres que son incapaces de dar respuesta a tus demandas: tranquilidad, hogar, amor, respeto. etcétera.
Puede que sea cierta esa teoría, según la cual, cuando nos enamoramos no lo hacemos de una persona en concreto, sino de la idealización que se tiene de ella; pero lo que está demostrado es que en ocasiones desengancharse de ese ideal suele resultar más complicado que hacerlo de un gran amor.
Etiquetas: Amor, Reflexiones
1 Comments:
At 6:56 p. m., Yolanda said…
Cuántas veces habremos hablado de la estupidez del género humano y su gran capacidad para tropezar una y mil veces con la misma piedra... pues este caso no es sino otro ejemplo de lo mismo.
Siempre nos enamoramos de quien menos nos conviene, eso es cierto. Lo sé por experiencia, lo sabemos todos. Cuando nos sale bien, no nos acordamos y decimos: "a palabras necias, oídos sordos; es mi vida y la vivo como quiero y con quien quiero". Sin embargo, cuando nos damos cuenta de que todas esas personas tienen razón, que de verdad esa persona con la que estás o con quien anhelas estar no es trigo limpio (o simplemente no va a hacerte feliz porque no sois para nada compatibles), entonces es cuando escuchamos. Somos así, ¿qué le vamos a hacer?
Añadir también, porque creo que es lo que realmente funciona (al menos en mis experiencias personales), que el tiempo es el único que pone las cosas en su sitio y que puede hacerte olvidar a una persona de la que estás enamorad@. Si la sigues viendo (a menos que te haya hecho una gran putada estilo cuernos y demás, algo que te haga despertar de golpe del amor ciego que sentías hacia ella...) es imposible que la olvides, porque está ahí, y tú tmb estás ahí para ella, y la recaída es algo más que factible. Y eso también lo sabemos todos.
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