Satine's world

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miércoles, septiembre 05, 2007

El drama de Ollanta


Ollantaytambo fue una ciudad fortificada muy importante cuya historia está inseparablemente ligada a la de Manco Inca, uno de los más famosos héroes de la resistencia indígena, quien luego de mantener al Cusco cercado por meses y al ver que sus fuerzas se diluían por las alianzas entre pueblos aborígenes, se retiró a Ollantaytambo. El Inca se había instruido en técnicas occidentales y había estrechado lazos con mitimaes asentados en la enorme provincia de Vilcabamba. Por esta razón se mantenía bien informado y listo para enfrentar al ejército de Hernando Pizarro. Once andenes escalonados, le permitieron una defensa cerrada. Luego de un sangriento combate y aprovechando la noche, Pizarro dispuso la retirada. Se trató de una gran victoria para el Inca.

Pero Ollantaytambo (o Posada de Ollanta) está también ligado a la literatura peruana a través del drama de Ollanta, a quien debe su nombre. Se trata de un texto escrito en el siglo XVI con temática incaica pero con modelos literarios españoles. La historia narra el conflictivo amor entre el general Ollanta y Cusi Coyllur, la hija de Pachacútec, el noveno inca. Y es precisamente esta historia la que os quiero contar.


La Posada de Ollanta
"¡Oh, pajarillo! Abstente de comer
La cosecha de mi princesa.
No le robes
El maíz que es su alimento
¡Tullallay! ¡Tullallay!

El fruto es blanco
Y sus hojas tiernas;
Hasta ahora son delicadas,
Temo que te poses en ellas.
¡Tullallay! ¡Tullallay!

Te cortarán las alas,
Te arrancarán las uñas,
Y serás capturado
Y apretadamente enjaulado.
¡Tullallay! ¡Tullallay!"
(Fragmento del Drama de Ollantay.
De: Ollantay, 1938)

Según la leyenda, Ollanta se enamoró de la inalcanzable Cusi Coyllur, hija del gran Inca Pachacútec. La princesa Cusi Coyllur (estrella en quechua) también se había enamorado del valor y de la hermosura de Ollanta, pero sabía que este amor era un romance prohibido por la estricta ley del Inca, ya que jamás una doncella de sangre real, una hija del Inca, y un andi, un hombre del pueblo, podían llegar a celebrar un matrimonio tan desigual, puesto que tal acto sería considerado sacrilegio por el Huillaq Uma, el sumo sacerdote, y les acarrearía el castigo máximo.

Ya estaba Ollanta obteniendo la confianza del Inca cuando de pronto, en una conversación, le pide la mano de su hija preferida. El Inca Pachacútec, al oírlo le dice “tan sólo eres un hombre” como diciendo que no es nadie noble ni importante así que no se podrá casar con su hija hasta que estos dos hombres discuten terminando en una separación.

Cusi-Coyllur, en plena etapa de gestación es sepultada viva en los túneles del Aclla Huasi o casa de vírgenes, de donde sacaban esposas para la gente importante. Mientras tanto, el ofendido general Ollanta se levantó en rebeldía contra la crueldad del poder político y religioso y dio comienzo a una lucha épica y desigual, enfrentándose el héroe al mismo Inca y consiguiendo reunir todas las virtudes totémicas bajo su arma. Así, según la leyenda, Ollanta se mueve con la elasticidad de la serpiente, actúa con la astucia del zorro, llega hasta donde sólo lo hace el cóndor; es tan valeroso como el jaguar y tan duro como las montañas de los Andes.

Unos quince años después, Ollanta fue finalmente capturado gracias a la traición del capitán Rumiñawi quien apareció como expulsado del Cusco y Ollanta lo acogió dándole asilo, pero durante una noche Rumiñahui abrió las puertas permitiendo así la entrada del ejercito del Cusco, ciudad a la que sería llevado Ollanta.

Afortunadamente, el Inca Pachacútec ya estaba muerto y su hijo era el nuevo soberano. Le contaron la historia de Ollanta y su hermana y, con la clemencia sabia, el matrimonio de los dos amantes, que habían tenido una hija llamada Ima Sumaq, se permitió.

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