¡Qué maravilla trabajar más el domingo!

Puede parecer algo paradójico e incoherente. Sin embargo, es así. Cada uno tenemos nuestro equipo, nuestros colores, ése con el que nos emocionamos, con el que sufrimos, con el que vibramos. A muchos les sucede con el fútbol, a otros con la Fórmula 1 o con cualquier otro. A mí me sucede con el baloncesto y, en concreto, con el CAI. Por un lado, con el cadete porque, claro, la sangre tira y, por otro, con el equipo de LEB. Sí, de LEB pero ya por poco tiempo.

Después de mucho sufrir, de darlo casi por perdido al dejarnos ganar el primer partido de semifinales contra el Polaris World Murcia en nuestra cancha, hoy hemos dado un golpe de timón y el sueño de la ACB ha resurgido. La eliminatoria está empatada a dos y sólo queda el partido decisivo, el que determinará quién da el paso hacia la categoría reina y quién tendrá que volver a intentarlo la temporada que viene.

Pero, claro, eso supone que el domingo habrá que currar más, que habrá que esperar a ver qué pasa y difundirlo al mundo. Sí, al mundo. Muchos gritarán de alegría y sonarán los claxons. Nosotros lo celebraremos currando, pero eso sí felices y contentos de trabajar por lo que eso significa. Quizá sea una locura, pero así es la vida y el baloncesto. I LOVE BASKET (y sé que no soy la única, ¿verdad, Hector?).