Sentimientos encontrados
Unos positivos, otros negativos o no tan positivos, unos alegres, otros tristes. Sentimientos. La vida está llena de ellos y cada minuto, cada segundo, surge alguno nuevo. Amor, amistad, odio, alegría, tristeza, pena, resentimiento, envidia, incomprensión, miedo, agobio, desidia, esperanza, desolación... Cada una de estas palabras o varias de ellas puede definirnos en cada momento de nuestra vida.
Tan pronto podemos experimentar la alegría por un acontecimiento inesperado, el placer de la victoria como la duda por si habremos hecho algo incorrecto. Un subidón de adrenalina como la rabia por algo que trunca nuestros planes. La euforia como el miedo a que nos arrebaten algo, lo tengamos realmente o sea sólo una ilusión. La rabia por la incomprensión de un amigo o la indiferencia. La ilusión por ver a alguien o la desolación por saber que no podrás tenerlo nunca. El deseo o los celos. La ensoñación (estés dormida o despierta) o la tristeza cuando te das cuenta de que no será posible o que alguien podría arrebatarte tu próxima oportunidad. El miedo a sentir algo o el miedo a darte cuenta de que realmente no sientes nada. La esperanza en el futuro o la convicción de que cualquier tiempo pasado fue mejor. La decepción respecto a un amigo que parece poner poco de su parte o la alegría cuando ves que hace un gran esfuerzo por demostrarte que permanecerá siempre a tu lado. La preocupación por cómo estará otro amigo o la decepción cuando él no responde de la misma manera. La ilusión porque se abren ante tí mil y un caminos o la melancolía cuando todos comienzan a cerrarse.
Sentimientos, todos ellos, difíciles de explicar, porque aún siendo universales, son siempre distintos. Nadie los siente igual que otro y ni siquiera uno mismo los siente dos veces de la misma manera. Más de uno deseará también quedarse sólo con la cara buena de la moneda, pero olvidan que ésta no existe sin su antagónica. El bien no existe sin el mal. El amor y la felicidad no existen sin el dolor. Es lo negativo, precisamente, lo que nos permite disfrutar de la vida y saborear cada instante. Por eso, no tengamos miedo a caer. Tan sólo, volvamos a levantarnos cuantas veces sean necesarias.
Tan pronto podemos experimentar la alegría por un acontecimiento inesperado, el placer de la victoria como la duda por si habremos hecho algo incorrecto. Un subidón de adrenalina como la rabia por algo que trunca nuestros planes. La euforia como el miedo a que nos arrebaten algo, lo tengamos realmente o sea sólo una ilusión. La rabia por la incomprensión de un amigo o la indiferencia. La ilusión por ver a alguien o la desolación por saber que no podrás tenerlo nunca. El deseo o los celos. La ensoñación (estés dormida o despierta) o la tristeza cuando te das cuenta de que no será posible o que alguien podría arrebatarte tu próxima oportunidad. El miedo a sentir algo o el miedo a darte cuenta de que realmente no sientes nada. La esperanza en el futuro o la convicción de que cualquier tiempo pasado fue mejor. La decepción respecto a un amigo que parece poner poco de su parte o la alegría cuando ves que hace un gran esfuerzo por demostrarte que permanecerá siempre a tu lado. La preocupación por cómo estará otro amigo o la decepción cuando él no responde de la misma manera. La ilusión porque se abren ante tí mil y un caminos o la melancolía cuando todos comienzan a cerrarse.
Sentimientos, todos ellos, difíciles de explicar, porque aún siendo universales, son siempre distintos. Nadie los siente igual que otro y ni siquiera uno mismo los siente dos veces de la misma manera. Más de uno deseará también quedarse sólo con la cara buena de la moneda, pero olvidan que ésta no existe sin su antagónica. El bien no existe sin el mal. El amor y la felicidad no existen sin el dolor. Es lo negativo, precisamente, lo que nos permite disfrutar de la vida y saborear cada instante. Por eso, no tengamos miedo a caer. Tan sólo, volvamos a levantarnos cuantas veces sean necesarias.
Etiquetas: El día a día, Reflexiones
1 Comments:
At 9:52 a. m., Yolanda said…
Enhorabuena mi niña, pues has sabido resumir en un post todo el torrente de sentimientos que una persona puede sentir en según qué situaciones. Cómo se nota a qué te dedicas!
Tan sólo decir que espero que este post no haya sido fruto de alguna rallada de la cual no me haya enterado. En cualquier caso, hablamos esta noche. Aún así, y como tu misma me dices en ocasiones, lo mejor de todo esto es aprender de las experiencias y hacerse más y más fuerte. Te lo digo por experiencia.
Un besazo.
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